Abril 2013

Abril de 2013

Por Juan Antonio Travieso

Comenzamos 2013 con un nuevo suplemento de Derecho Internacional Público.

Cada año que transcurre, advertimos que las paradojas del sistema internacional se hacen más patentes. La globalización por una parte, la regionalización y el aumento de los conflictos bélicos constituyen el escenario de las relaciones internacionales.

Diariamente se pone de manifiesto la necesidad de contar con una red de contención internacional. Más allá de los conflictos señalados, la situación se plantea con infinitos contactos que se presentan ante las amenazas globales de asteroides que no son detectables con los medios existentes. Hace pocos días se vio casi en vivo y en directo la caída de un cuerpo celeste que puso en colores púrpuras un amanecer en Rusia. Lo mismo sucede con la basura espacial que puebla el universo y que contamina de manera irreversible el planeta Tierra, por exclusiva culpa de nosotros, los humanos.

Así pues, la ciencia y tecnología nos aportan beneficios, pero también riesgos. Mientras tanto, sin desmerecer esos adelantos de la civilización 2.0, no debemos descuidar el derecho internacional clásico, que coloca como corresponde a la persona humana en el primer andarivel.

Este suplemento recurre a esos grandes ejes de la disciplina, sin dejar de tener en cuenta los criterios estructurales que hacen a la ingeniería y la arquitectura normativa. Nos referimos a los Principios del Derecho Internacional, que aunque implique una redundancia, se encuentran al comienzo de todo.